Y allí estaba Jué Jin, la profesora china de chino. Éramos cuatro o cinco alumnos. Ander uno de ellos, el marido bilbaino de la profesora. Tras varios años de casados y habiendo viajado y convivido en y con China se decidió por aprender algo de esta lengua. Este, profesor de cocina en el Botxo, nos hablaba de los usos y costumbres en la vida y cocina chinas. Yo le escuchaba boquiabierto. Y su mujer, con una habilidad que me parecía algo entre lo divino y lo humano, llenaba todo el encerado de infinidad de caracteres chinos, sin parar, esmerándose en reflejar con aquellos trazos de tiza unos gusanillos retorciéndose que no eran otra cosa que los caracteres chinos, los "hanzi". Yo no me podía creer que unos minutos antes había estado sudando la camiseta con la selección erandiotarra de adolescentes (¡qué majos que son, cuánto se les acaba apreciando / queriendo -la verdad sea dicha-) en mis intentos de hacerles emocionarse con el gótico y románico. ¡Ya ves!
Un día sí, al siguiente también, martirizaba a mis chicas de Negurigane con que si los chinos con este trazo mínimo junto con este rabito por allí y otro poco más para el otro lado escribían lo que venía a ser la segunda persona del singular. Pero, fíjate cómo tienen que ser, que bajo ese dibujillo, si escribes/dibujas cuatro mini trazos que quieren decir "corazón", resulta que "tú" pasa a ser "usted". O bien que para decir cafetería dibujan una epecie de tejadillo que acoje un par de cuadraditos, o sea, bocas, siendo por lo tanto un lugar donde se juntan, al abrigo, unas gentes para tomar algo, y se lee "guan". A ello le añades la palabra "kafei" y ya tienes "kafeiguan", o sea cafetería. He de decir, también, que la famosa kafeiguan creo que es prácticamente la única palabra que sin saber chino puedes identificarla con algo conocido, en este caso con el café. De nada sirven esas palabras que creia yo internacionales como Hotel, Organización, Turismo, Tren... Aquí tienen su propio nombre. O lo tomas o lo dejas. Up to you.
Pues a mí Jué me conquistó el corazoncito del idioma. Y me planteé seguir en el agua. No se estaba mal, olita arriba, olita abajo. Ya iría aprendiendo a nadar.
El siguiente curso su hermana Ou Jin fue mi profesora de chino. Ya se complicaba más. Eramos tres alumnos con más moral que el Alcoyano. En Las Arenas. Me llamó mucho la atención el conocimiento gramatical tanto de chino como de español que tenía esta profesora y lo útil que le era para hacernos ver la estructura de las frases que íbamos aprendiendo. Y es que lo que es un abverbio lo es aquí y en Kazajistán. Otra cosa es acordarte cuál es el susodicho adverbio. Otra cosa más es escribirlo. Y otra más endemoniada aún es pronunciarlo. En esto los chinos son unos cracks. ¿Llegaré algún día a hablar de los famosos acentos chinos?
Otra fase es la del chino on line en que me metí este mismito mes de Mayo hace un año, 12 meses, sin haber fallado ni un solo día 7/7 a la cita con mi programa 8belts.com con el que se me hacía más cómodo estudiar on line y me exijía no fallar ningún día unos minutos, a veces 15, a veces 45, o más. Aquí no tenía los caracteres chinos, los "hanzi". Eso ya era un alivio. No os podéis imaginar qué locura es intentar memorizar estos "hanzi". Con este método lo que corresponde a chino escrito se realiza con un tipo de escritura que se llama "pinyin" que no es otra cosa que escribir el chino con nuestra escritura occidental, más o menos. O sea, legible para todo pichichi. (Saqué una foto, ya en Lishui, a lo que una profesora escribió lo que ella oía al oir mi nombre y su conversión en "pinyin" y en "hanzi" Está por el final de esta entrada.)
Como decía, escuchar, repetir conversaciones grabadas, superar unas pruebas, unos retos, ir avanzando... y cada ocho o diez días poner en práctica todas las conversaciones que había trabajado durante la semana con sus nuevas palabras y giros.
En este estudiar on line encontré a otra joya china, de nombre "occidental" Odelia, con la que tengo estas sesiones periódicas de skype de media hora y voy siendo evaluado, hasta el presente con no malas calificaciones. Es algo curioso. No conoces a tu conversadora (un minuto la conocí en una reunión de este programa en Madrid) y cada pocos días hablas con ella utilizando las palabras que hasta ese momento has aprendido, a las cuales ella tiene acceso. Y estás nervioso ¡leches que sí estás! tú y tu skype donde sólo oyes y hablas pero no ves. Te corrige tu pronunciación. La mía es horrible, chino markinés, ¡qué se va a hacer a estas alturas! Cuando acabo, y veo que he obtenido buena calificación, como un niño con zapatos nuevos, lo cuento en casa como si hubiera pasado un examen de los de cuando el colegio. Al fin y al cabo cada cual se lo pasa bien con lo que quiere o puede. Pues eso.
¿Y Bruce? Este no es Bruce Lee. Es Bruce Springteen. Pero ya puesto a contar mis relaciones afectivas con algunas lenguas tengo que mencionar a Bruce Springteen. Ya siento decepcionar a quien leyendo esto vaya a pensar que conoci al Boss en alguna que otra latitud. Ójala. Eso ni mi Bruce-fan hermano Jabi. Pero el inglés fue, aunque ya parezca prehistoria, otra asignatura dura de pelar para mí, con mis 29 años empezando de cero, en Londres, con el único bagaje de las canciones de los Beatles pero sin entenderlas. Estando aquí en Lishui me acuerdo muchísimas veces de aquellos mis primeros pasitos con el inglés. ¡Qué desesperación! ¡Y eso que allí sí que funcionaban las palabras, todas ellas, "internacionales"! Un mes. Otro. Mi mejor amigo, en no habiendo internet ni similar, un fantástico Diccionario que me compré y venía conmigo a todas partes. A todas. Nunca me falló. Un tocho de los de antes. Oxford Advanced Learner's Dictionary of Current English.
Este diccionario me ayudó en uno de los momentos más decisivos para con mis estudios de inglés. Después de muchas horas de subrayar, apuntar, ecribir y leer, por fin conseguí acabar de leer mi primer libro en inglés, una edición adecuada para beginners, 32 páginas sobre la vida de Bruce Springteen. ¡Qué subidón! Ya no había marcha atrás. Salí de mis verdes praderas a aquellas otras también verdes y decidí que ya no me volvía a medias. Esta mañana, después de estar cuatro horas hablando en chino en clase, (sí que hemos tenido que tirar un poco de diccionario móvil para aclarar algunas cosillas), he salido de clase con aquella sonrisa de satisfacción que tuve cuando acabé de leer aquel librito. La botella, estando llena en un 5%, cinco, sí, ya la veo más cerca de la mitad para, algún día poder hablar de la "la botella medio llena" más que de la "medio vacía".
Cierro otra entrada en este blog sin haber casi empezado a hablar del chino de los chinos. ¡A ver si voy a pasar del prólogo al epílogo! Y todavía sin hablar del "Master de Estudios Chinos". XD XD.