Una vueltita por el barrio. Barrio o no sé. Por si acaso, como Pulgarcito, dejando claritos los pasos andados para luego desandarlos y volver a "casa". Un mensaje de Ana, de Panamá: "¿Cómo huele China?". Es verdad. Huele distinto. Estoy prácticamente en la desembocadura de alguna ramificacióon de algún río cerca de Shanghai. Nada que ver con la "famosa" ciudad. Extrarradios del extrarradio. El río/ría viene bastante sucio, aguas casi estancadas y con un color que ni el Nervión en sus "aquellos" años. Un señor, mayor, sentado en una barquichuela, haciendo una equis con sus piernas, lanza no sé qué que no es una caña pues no tiene pita, pero sí que parece de bambú, la lanza, o la introduce en el agua con intención de buscar algo (espero que no sean peces para comérselos), remueve el fango y sale una masa de agua de color aún más oscuro...Sigo adelante, no quiero acercarme a ver el botín. Me da algo.
Y sí que huele a ...no sé. Hay muchos talleres, mini talleres, mini mini talleres o más pequeños aún donde reparan de todo junto a una mesa donde la mujer está calentando un puchero y tienen unas sillitas donde come alguien de la casa. Ahí está el olor, ese es el olor de China, me digo yo. Grasa del motor de la moto, grasa de taller mezclado con vapores del puchero (ójala no estén dentro los pececillos que buscaba aquel buen señor).
Algo no me cuadra, de todas formas. Huele a algo más. En la calle me parece oler a los todoacien chinos. No puede ser. Estoy en la calle. Pues sí que huele a todoacien. Motos eléctricas, silenciosas (pocas de gasolina), bicis, carricohes, cohes, bocinas, semáforos bajo interpretación de cada cual. Carricoches, bicis, motos y sus acarreadores, con una capacidad de carga que ya quisieran para sí nuestras furgonetas tan férreamente controladas por la autoridad competente.
Vuelvo a casa. Estoy cansado. El sueño/cansancio supera a la curiosidad. La recepcionista del hotel, amabilísima y habla inglés, con sus colegas de mostrador que justo saben decir good morning, junto a el señor/empleado hace-de-todo y que no sabe que pueda haber otro idioma que el chino (y p'a qué) forman un cuadro, cuando menos,
simpático, quizás significativo de lo que me voy a encontrar en días venideros... ¡Quién sabe!
Pero sigue el olor a todoacien. Hasta que descubro, en el mapa, que hay una fábrica textil a un par de manzanas. El olor ese que no sé si es a nylon, o a qué componente químico. Ese. Ese a lo que luego tambíén huele todo lo que compras en las tiendas y tenderetes de aquí, con tanto envoltorio (tanto, tantísimo) de plástico para absolutamente todo. Y todo va al mismo cubo de la basura poror lo que he visto hasta ahora, en que tan sólo en dos esquinas he encontrado sendos contenedores donde separaban el pástico y el "resto".
Huele a químicos...!!!! Cómo somos los químicos...!!!! Casi somos como el aire, que estamos por todas partes, mas o menos puro, pero por todos los lugares. Eso si, para bien y para mal. Como en casi todas las cosas de la vida, todo tiene sus pros y sus cons. Lo importante es saber encontrar el equilibrio, como el del péndulo cuando se detiene...
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